martes, 10 de abril de 2018

Utopía


Imagina la costa de costra
sobre el colmillo gigante de la literatura,
gremio de los muertos
violeta-azul brandy...

Que las copas retengan el caos de los labios
y el sabor de los indicios y flatulencias cercanas.

Imagina la tos del mudo
la mente del ciego
el burdel del infierno
el poder.

¡Oh... la ansiedad!.

Monosauro


Desdén equitativo en rojizo glamour del orgullo.

Razas la arena de gaviotas sidosas que mueren al horizonte del recto
y los vientos del norte inspirando el crucigrama de la vagina.

Saben los hijastros del faquir que no vienes sembrando gallos.

Saben que apuestas el nombre del pueblo por unos carajos.

Sapos con cuernos es lo que te encanta perfumar en el cerebelo.

Resgina la envidia que baña la camasutra de tus rameras
sobre todo de esa mujer con la que pares centauros.

No culpes las andanzas de tu charol donde se posa la luna lustrada,
respirate el aroma anómala de la dentadura femenina.

Los monos saltan en la espalda, curva de las espinas.

Plasma con la veintena en la prenda mayor que sostiene la lechuza.

Llora por tus hermanas que vuelcan su tronco.

Saborea frutas que puedan llover cuando los huesos rompan.

Se alcanza el paraíso.

Convierte la zeta en festejos cuando el mármol cobre vida.

Los ángulos singulares han dado al objetivo.

Blancos de azar.

Oro


Ea, las canciones de delfines
asimilar sal con agua
mencionando la causa de la gripe marina.

Sonido del dado sexual asado
baila el minutero hipocondríaco a solas
bajo el mar negro de rostro maquillado
insiste la sonrisa de la orca.

Jugar con la lengua de la muerte
fue fácil para quienes nacieron con agallas
otros se hacen uno mismo se coloca el hueso en el pecho,
altamar sobre el pabellón de la espalda.

La corona del pez humano, hermoso monstruo.

Trompa de Bonsai


Testamento indiferente de socrates líneas mías
zig zag a que la trompa del elefante fume kamikazes
enseguida de sacrificios por un mañana floreado sempiterno,
corazones tóxicos en la cantinela ardiente,
pico de cuervo sobre el tocadisco y medias lunas,
faltan las palabras...

Llora pájaro rojo al son de la candela
aires de colibríes fénix resucitan de la delta divina,
las sombras mudas acompañan el silencio del zaperoco,
se embriagan con el aroma de mi ano
soy el cuerpo del poema... la poesía.

Las epístolas que arrastran mis pies
están escritas por espíritus de hombres vivos
el sonido de mis pasos en los hilos de la madrugada,
los diablos en las cuerdas del silencio.

Lloverá sobre mi corazón biforme
el sol negro que se oculta en las corazas del crepúsculo
y los veranos que viven en el polvo de la piel
se hallarán en el calor de los abrazos.

Lástima da el signo de la matemática en la ceja.

Se ahoga la mitad de la moraleja en la catarata que descuido la luz.

Suman parcas las almas llenas de soledad.

Musgo sediento de fe en la cantina de los villancicos.

Tesalonicenses de caballos blancos y negros
que estimula el color de la corola sobre las capas heroicas,
rasgos de homus en sus pétalos.

Canticos descompuestos en besos sin alabar.

¡Oh, torrente!




Galicismo

Aleja esta ajena tristeza que siento por lo inalcanzable,
detén el timon que se agita en mis mares pulgares
y se sincera si no entiendes lo que te resulto...

La vida se escapa como nosotros,
aves de jaula,
entendemos dos cosas por una misma,
respondemos la pregunta difícil y la fácil nos la negamos
cegamos la luz y en la oscuridad emitimos risas
Ah y que se me traba el pelo de leopardo que envuelve mis tatuajes
cicatrices de flores impregnadas en la piel,
adopte el líquido de la rodilla de mi aprendiz
como admiro el espejo cuando me siento solo.

Tengo que evitar las auroras de mis chamanes.

Veamos la función de las pestañas al lente del tablero ya-jaqueca.

Comunes las estirpes del papel de clara de luna.

Se sincera si no entiendes lo que te resulto...

En la cuerda del delantero


Tropecé con la misma careta de los abuelos arrepentidos
que se arrugan con los karmas de sus pieles primitivas
pero a pesar de mi tropiezo no pude percatarme del árbol poemario
que cultivaba además abominables fornicaciones de niños verdes
que conocí cuando fui mujer antes de nacer.

Cante la pinta del verso ese
que armaba cuando apuraba mi charol
ya no me quedan hijos que ofrecer al vientre
tantas veces coroné el clímax junto con mi risa de espanto,
ahora sentado en la cuerda del delantero que goza mi sufrimiento
he propuesto el crepúsculo con mis náuseas
el sol con mi aroma
las anomalías de las arañas en los pies de almendras.

Uh, si alguien mas ha visto retroceder las cometas invisibles,
que desconfíe de si mismo por si se tenía fe...

Hoy por hoy las enseñanzas de la naturaleza sodomiza al ser humano
tal vez con tanta belleza en la fealdad
tal vez con tanta fealdad en la belleza
la trampa de las azucenas que por dentro rompen en llanto su hemorragia púrpura.

Expuse la jirafa al borde del calor y una mosca solo hubo...
mirando la madera que se componía a quejas.

¿Porque insultar a la ave que agoniza en la palma del mar?

Tropecé con la misma careta de los abuelos arrepentidos y no me arrepiento.



La Columna Soñadora


Las nubes acunan lobos y ovejas en el mismo dormitar.

Es poético inhalar aire fresco en las heces.

Pero...

¿Que sera ahora de las bitácoras que leyó el viejo eco del cielo cuadriculado?

Figuras en su entorno envuelven el tono cáliz
la piedra filosofal esconde el secreto de los hombres
el hombre se esconde el secreto así mismo.

¡Oh, los bellos de la espalda del viento connota la columna ensueño!

Se conoce imperfectamente las leyes de la gravedad relativa y paradójica, es decir... no se conoce.

Las dentaduras de la sílaba arqueada cuelga de los colmillos del tiempo
ladrón de vidas que andan con el reloj roto en el bolsillo
tristes vidrios empolvados y una coma desabrida.

Plumas de atrapasueño.



Tela


Bien decían las tarántulas que vivían en el piano
a veces se tiene que gozar la música descosida.

Hércules


Regazo emperlado de la cumbre escarlata
sosten el clamor de las vegas, criadero de tentáculos
el caramelo estreñido que escondemos en el apéndice
se pudre y nos nos damos cuenta hasta el día veinticuatro
donde la luna es llamada para los cuartos menguantes
que en sillas de clara mece su cuerpo anillado.

Todo lo que uno se encuentra en sobres de viento
no debe abrirse hasta que el mismo viento lo susurre
pues como ver el cojín del dios que se acuesta en él
si no tienes el color mas importante a la vista
o será que el cielo no pinto el cuadro para ti.

Póstuma yegua empedernida de lazos en el cuello
muestra que carta se ha escrito hoy con la pluma del pavo falso,
Hércules sonríe de Piscis y Capricornio
desvía la carcajada a Julio, rebaño y granjas de Cáncer y Leo.

¡Valgame! el delantero de Panamá o Eros sirviente...

Primor tenue del puerto empedrado satis,
oscila las mariposas carnívoras del día uno ¡Atila!.

El hueso de la garganta gesta la estrella mas pequeña
que cayo del fardo sexto del décimo rey en Abril
afueras del parto de Alejandro, el primer draco Tesalio.

Solo setenta y dos dicen mis sueños rotos que tienen forma de sandalias.









Lusitano


Los álamos lusitanos se toman de la mano y lloran la vida.

¿Será que el momento de perdonar habrá llegado?

¿Será que el cementerio por fin se convertirá en un bosque?

¿Por qué no soñar con una flor sobre la lápida?

¿El odio toma el hombre o el hombre se toma a sí mismo?

Las dos preguntas son respuestas de excusas interesante.

Si dejamos los sentimientos nos volveremos vulnerables al resto.

¿Entonces que hacer con los aleteos del pájaro celeste que rasguña su rabia?

Dejemos que viva en las vigas de la humanidad que tejen los elefantes que resisten la tortuga del planeta, dice el amor que arrinconado en el fondo del mar del alma canta al delfín y al sol marino del espíritu.

Creemos un nuevo sentimiento dice el amor agnóstico que late en la punta del final de los tiempos.

Los álamos lusitanos se toman de la mano y lloran la vida...

¿Será que el momento de perdonar habrá llegado?

Cisnes de nieve


Cambio de pieles constantemente donde caigo demasiado,
Ay la rebajes de las trovas que enfilan el retorno calipso
la comuna de los exiliados se refuerza cada instante,
la grieta de un continente aislado hiberna condolencias,
el sufrir rebosa ahora con odio entre los escombros
nadie reconoce el embrión de las esmeraldas,
mecen las cabezas en tontas faldas cuales candelabros,
refunfuñan las manos rajadas de los Heracles Cómodos
que en vista de una Roma leída al revés renacen la Polis
y su asignación roquera que prevalece en sus tributos vascos.

Como quisiera el pez volar y el ciego dormir en el maíz.

¿Hasta donde se navegará con ruidos en las frentes?

Los pobres cazando en el bigote del muelle...
¿Cansarán los deseos de su existencia marina?

Los hombres de arena obligados por la lluvia siberiana
hurtaron por equilibrarse en el hampa del mercado,
las frutas podridas daban sus primeros pestañeos
y las huelgas no eran suficiente para contrarrestar el presagio furtivo,
las olas del caparazón del caracol de Zeus arderían
si encaminaban sus brazos elementales a las costas
donde descansaba Sicilia mostrando sus senos,
oh, el oráculo de las rítmicas acuáticas lamieron día y noche
nadie se percataba que la solución estaba en uno mismo
porque el hombre que se deja gobernar no impide limites en su volquete
ni la forma del agua y el fuego delinearán su dinastía
y con el esplín de un Ptlomeo en su carne de amarga cáliz
se impregnarán filadelfos en camafeos postmodernistas
mientras el cuarzo sepulte el invierno lejos de sus camadas,
oh llevate consigo el abrigo de mieles ágatas sulfurosas,
desprende el cordón umbilical de tus engendros cimarrones,
no pronuncies el nombre de la tierra que te vio nacer
olvida el espejo de tus padres y el hábito de agradecer
pero antes despide la macorra que se vive en los batallones
sugiero que muevas tus dedos los hilos transparentes de la necesidad
entonces el pan de cada día aparecerá tostado
y el lívido cielo abrazara sus camaleones con furia,
si tan solo fuera fácil como se sospecha.

¿Y las hijas de la Helena ?

Entre las perlas sacrosantas buscan la uña sardónica de Pandora
y no es posible que festejen la estrella de los varones
esa que desde rascacielos decanos brilla para Epimeteo.

Las culebras escaparon del jarrón a tentar profetas y los Cisnes de nieve a danzar en el hielo.






Escalón


Bendito plato capital roto del tercer escalón.

Vendimia de los galicismos que lanzan lanceros.

¡Rapsoda!

Hasta aquí has bebido demasiado vino griego.

Las mujeres han muerto por culpa tuya.

Hasta aquí llego la baba de la estrella que insultaste.

¿Como es posible que no respetes ni al padre de tu padre?

¿Esperas el llanto de la madrugada para invocar a la bohemia con tus ásperos labios que dañan a la palabra en sí misma y la canción que no se crea?

Has enterrado los consejos con tu madre.

Si caminas en los cerillos de la candela
¿Porque aplastas tu voluntad?

Mala hierba que nunca muere, nunca debió nacer,
escribiste en el zócalo del bastón de Neptuno.

Ludo


Azul de la poesía que va meciendo el alma cansada
atrapasueños de los gigantes en la niebla jaqueca
que los cariños de las flores de Júpiter mueran en uno
en mañanas flexibles a un borrador ultra supremo
en tentaciones que las cuerdas puedan asimilar.

Cuentan que los sicarios de ángeles han llegado
entonces con mucha mas razón se debe morir,
latente en sendas del país de las mariposas
donde las hadas cocen sus alas con cabellos
donde se sacrifican los elefantes pequeños
de mentes recolectoras de paisajes en la vagancia.


Luxemburgo


Las voces se unirán en nombre de la humanidad y dos puercos redondos,
campos rancios de luxemburgo... he pecado seguido con la misma corbata,
ayer se cantaba con aparentes alegrías dibujadas en el rostro de la moneda
el sencillo camino que debíamos deambular se cegó a causa nuestra.

¿Que malos pasos hemos de haber seguido?

Mis ancestros me enseñaron a tejer con la mitad de la boca
no sería justo culpar las reliquias populares que hoy es costumbre,
tranquilamente podemos escupir los siglos atados a la carreta
aunque lo mas idóneo sería mear el asfalto de periódico actual.

El invierno retumba el lumbre frío silencioso de los bosques
las baladas de las duquesas son parte de la escuadra del ensamble del viento
estacion que no se compadece con los amantes de la soledad
ni con los que seguimos en pié de lucha por un mañana,
orar no conlleva a nada si nosotros mismos hemos asesinado a dios,
cosechemos, cosechemos ahora ya hermanos que el tiempo nos persigue
y el ataúd nos apedrea con tan solo pensarlo en su fúnebre estancia,
la horca de los desamparados y el contrato que nos obliga a afirmar
la mirada del niño que se pulveriza en la paloma de horigami
el campesino que se convirtió en piedra al amanecer.

¿Que debemos empezar a mover si el sueño ya fue robado?

El polvo de nuestros ojos.


Vestidos


Miren la cicatriz de la vida en los brazos
el color intenso del golpe sedoso que beso los mentones partidos
el sol que apaga el puño que late el pulso sin vestido en su muñeca,
no teman si han de ver al meñique embriagado de odio en su juicio
las horas reman el tiempo que desaparece vergüenzas y sentimientos,
reloj estéril de los vientos favorables aparta las agujas de las granjas
pronto los cuervos morirán de hambre cuando las palomas queden sin alas.

¿Cual es la envida que se respira si todos podemos volar en el mismo cielo?

Además llorar y llover como burla al invierno que se viste frente nuestro,
los frenos singulares que hallamos tallados en la cartera de la calamidad
nos sirve de referencia para desclavar clavos incrustados en el alma
callos que a raíz de una fotosíntesis sin clorofila sepultaron las flores.

¿Que podemos brindar al prójimo si el amor se extinguió en nuestra fuente?

Las risas que soltamos derrepente por las caricias de la plenitud y el placer
podría servir de zumo para quienes nos esposan con la interesante cuestión
de quien podremos ser en sus vidas llevando el girasol muerto en el bolsillo,
ahí esta el tormento... justo en la palma de la mano herida creando un hoyo
donde el ojo caerá si sacamos a respirar al recuerdo antaño que nos aqueja,
aprendamos a olvidar los arco iris del ayer que nacieron de la casualidad
pues raras veces las nubes bajan a descansar en la tierra esta del paso,
no podemos obligar que se comprometan con el paisaje de los proletarios
porque en el vacio abunda el eco del corazón que patea con ventaja
pues la muerte regala unos minutos para saborear la última manzana caída tenemos que conformarnos con la cosecha de los otoños maldecidos
amando sin temor por las veces en las que hemos sido traicionados
sonriendo en agradecimiento por poseer las cualidades que otros desearían
y olvidar el rencor por los besos que te dio la vida que no pudiste enamorar.





Balsa


¿Ahora con que ángulo me apuntara la ciencia?

He visto el milagro con mis propios ojos.

Lázaro sé levantó de la muerte de sus piernas.

La luna alumbra el monte del bosque de los desamparados
mientras que el cristiano espera paciente el compromiso de la biblia.

¿Y yo a quien espero si navego entre los mares rojos y cristalinos?

¿Si fui bueno en vida para que merecerme el infierno?

¿Acaso no creer en un dios me sataniza?

Los dioses abundan a imagen y semejanza nuestra,
el verdadero es el que no podemos imaginar.

Prodigio


Hermano si era cierto lo que las olas venían escribiendo en la arena.

Cantera de las señales prodigiosas,
quisiste que este ahí presente
para ver tus pasos en el ocaso del milagro.

Fui privilegiado como todos los demás que estuvimos en la vigilia.

La fé se escribe en llamas atrás del miedo.

El poder del subsuelo del fabricante de alas,
pastor de leones ciegos que guía entre las guitarras desnudas.

Los cuatro ramos en el trova de mi sentir mundano.

He visto a Jehová y no he muerto.






Paisaje razonable


Cuando la paz agita su delgada ala agrietada
despiertan los arboles ciegos que desde abajo
excitan sus hojas con el desfile que se arma en el cielo.

Los vientos del monte danubio crecen
con el gemir de los pájaros
con el gemir de los cerros
con el gemir de la maldad
con el gemir de los hombres
con el gemir de las promesas.

La razón por la que hoy tiemblan los aires
es por que hay un hombre
enamorado de la vida
enamorado de su padre
enamorado de su hija
enamorado de su dolor
enamorado de si mismo.

La razón de la ala agrietada es por el dolor.

La razón del dolor es por la ala agrietada.

La razón de todo no existe.

Uno mismo crea su pretexto para vivir como mejor le guste.

Cuando la paz agita su delgada ala agrietada
despiertan los arboles ciegos que desde abajo
excitan sus hojas con el desfile que se arma en el cielo.

Canción Celestial


Me amarre de consuelo con las cuerdas del arpa
que tocaba la canción que dormía al can de tres cabezas y una ave celeste acostada en su lomo, encerrados en mi alma.

Los perros comprenden el amor.

La musicalidad celestial endurecía mis huesos de uña, los besos que soñé dar algún día caídas estaban en el concierto de mis cielos.

La ópera que movía los candados que guardan secretos en mi corazón,
el cofre de Pandora temblaba a popa
y las puertas de mi alma como el del infierno estaban abiertas...

Preguntaré
aunque gaste y me cueste un recuerdo más
aunque llene mas la colonia de aroma paisajes
aunque pierda una calumnia en el intento preguntaré...

¿Quien desea entrar al pabellón de las tristes voces que se aparean?

Lenguas.

Cadena


En nuez.

La sombra esconde mi otra mueca,
la pantomima en el ejercicio de la noche
el pan soleado que se quemo a la luz de la luna,
el ejemplar ruido de la náusea de la oscuridad
cuando envenena el reloj
con el calor de la madrugada
que demuestra el magneto frívolo de los vulgares.

La dulce fragancia de los deseos
en la cien de mi ansiedad
golpea y titubea el pecho
donde abundan los conejos de mi insomnio.

Trofil


Contemplar la hoja caída de mi cuerpo
alivio en saoco de la saeta que asienta mi pésame
y el sastre de la tribu incestuosa rasguña herencia
que los hijos dejaron en la memoria del cacique
y la rapiña maldice a cántaros su tierno cacareo
que excusan las otras patas que blasfeman acabo.

La comunión de los pájaros celestes
y las lágrimas empozadas en sus nidos
y las hierbas que se pudren en juramentos,
Oh no y yo que hago existiendo a otro ser?
si el cazador de sombras viene por mi
y yo espero bajo el sol.

Driblando minuteros, señor del acordeón,
seguro en la capilla de los orígenes del alma mía
resucita la diosa fortuna en bálsamos y cócteles
trazando epígrafes minuciosos para dedos heridos
sordos de ausencia prima logrando gozar mi festival
y en tercas posiciones patea el feto de la enemistad.

Se pudre la columna del olimpo
ladro el apellido de la madre que muere
en el nacimiento de un ruido infante
despotrica la caldera de mis nauseas
asfixiante sal de la brava postiza
este del mentor de mi mala sangre.

Luciérnagas pasean la cuenca tibia
sepultada creencia del animal perfecto en manso
reniega eclipses en las córneas de los elixires
subyugando las cadenas erratas débiles del enjambre
que amordazan mi cráneo en euforia del bastón
santificando mi ojeada lápida polvorienta en ayunas.


Valentín


Tuvo el cálido desaire de valentin entre su abril y mayo
la dentadura emboscada amenazante en sus labios
bajo los árboles de nuez hallaba las formas
de los sentimientos encontrados en la vida
de cualquier niño enamorado con las flores.

Su musa... ¡Oh, la maldita Musa!

Pudo ser la mujer de su padre
sin embargo los remos indicaban otra tormenta
donde los papeles escritos no eran mas que parte
de una carta interminable del alumno a la maestra
como muestra de orfandad, amor y un futuro sexo.

Su musa... ¡Oh, la maldita musa!

Pobre sed que jamás iba a ser calmada...

Colas de Valeria y un pedazo de corazón.

Se acabó el deseo del pobre puber.

¿ Y su musa? Moriría antes qué el.





Trome


Nota bárbara de mi clan pesado
aleja éstas criaturas de labios gruesos
de mi candidato atardacer leñoso.

Sacerdote de las varas singulares
revés y derecho de las hojas de cairo,
supiste entrener la voz de mi tobillo
en el tejado de una cabeza rasurada,
donde no conozco mis pretendientes
que regalan flores al epitafio de mi sueño.

Figura el oro de las varices en los ancianos
tripulante bizarro de nube en arca
no tienes forma como para amarte
el agua se parece a ti en su esplendor
tu nombre no es de llevar palabras,
de la torre mas alta verás mi toro.

Roba lenguaje del cóccix pleno
bañandote de orgamos ya paridos,
encoge el partido de las floricientas
besame, besame que yo no podre,
ruboriza tu piel y si no tienes
te regalo mi cuerpo de puntos negros.

El principio fue mi falsa habladuría
ahora te tengo en el empeine de mi rabo,
zorro que viene a verme de la obscuridad,
han caído moscas a mi alrededor ,
llevo el temor en el tórax consumiendo
las costillas empolvadas de mi reencarnación.

Empiezo a juzgar tus ideales
turna el trafico de los pensamientos,
ten oraciones incompletas y triangulares,
ten la retórica flotando frente a ti
arrodillate sin trampas a la pieza,
presentate en mi escaldadura,
vestido de cortinas a guaraná.

Ser,  no se quien deseas ser hoy y te descifro sin igual.







Cruce de Espadas


En desacuerdo con el pestañeo de las horas,
crece con los años esta pauta de laura repentina
viento subliminal soba la frente de mis tambores

¿Que mas se puede percibir del tornado de hilos?

Agujas en la música de lana
en un cruce de peces espada
bañandos de la mar acaso.

El tiempo arrastra voces
las décadas cayeron de su bolsillo.


Habitación del sol y signos


Ha muerto gente,
las fiestas son para recordarles.

Bebe mi lágrima ebria de pena
cuando sacuda su cola por mi pómulo.

Estaré bien...

Sin querer nunca es para siempre.

Quede rendido ante tanta tristeza que endureció el hueso que flota de mi alma.

Mi costilla derecha se la heredaron a eva.

Mi sonrisa me fue arrancada por la soledad que me contagio del sida.

Estaré bien...

Oculto célebre cuento de noche soleada en habitación ajena donde desvele mi coraje en la cadera de una mujer.

No me se reír sin que me duela el cuerpo.

Anunnaki.

Donde irradia el maquillaje del arte muere el artista poco a poco.

Algunas palabras son mito.

Estaré bien...

Las campanas azotando la dos y cuarto de la primavera y los novios.

Las canasta de frutas que olvido la niña de un solo ojo.

San miguel le sonríe a Magdalena que avergüenza su rostro en el estocolmo del parque.

Signos de la rabia de capricornio.

Playas de azúcar.

Señales.

Paranoias de la plantas.

Culebras.

Cerveza del pelo del leopardo.

La taberna de los venados que se embriagan en mi nombre.

De los querubines poco sé mas que las alas, las conozco perfectamente.

Pude volar recio de adrenalina pero por se a caso olvide hacerlo.

Esperma del sol.

Júpiter cálcico.

Trigésimo.

Topo.

Alcancilla de dientes.

Estaré bien...






En el jardín donde se siembran las alas


Lira de calibre y un pétalo descabellado
dicen del jardín cóncavo de romeros
que habrá una muerte sublime en su pampa,

Ay no se si creer en la verdad cuando habla en voz baja.

Lo que sé es que esta noche lloverá troncos relámpagos.

Arderá la ruta de las hormigas coloradas.

Los pastores alemanes han de fumarse las cenizas de sus dueños.

Las moscas tendrán sentido.

Ay no se si creer en la verdad cuando habla en voz baja.

El viejo conejo cantará la balada del invierno
cuando a la mañana siguiente la niebla se apodere del país de los inverte
y no huyan cobardes del tambor que
enciende la cuerda menor de la estación.

¿Y la muerte?

Ay no se si creer en la verdad cuando habla en voz baja.

Pedazo de antena que descanza en la espiga de la cien de un nenúfar.

Antes de que amanezca y se despida la flor de escarlata...

Antes de que se embriague de penuria el último día del mes...

Hablaré con la verdad de cierto modo que cuando me hable en voz baja le creeré.

Juventud, agonía y escolta


Hace rato que llevo escribiendo sangre con mi sangre.

El tabaco desmenuzado, prende fuego de mi paisa.

La pipa que arrojé al muelle.

Inspiración de campesino de antaño.

Lo mantuve en mis brazos juveniles...

¿?

El recuerdo de la juventud en mi puño cuando vomite la cólera al mentón.

No olvidaré jamás aquella época estreñida de escoltas.

Los gallos convivían con los perros.

Besos de dormitorios, maniquíes del infierno. 

                         
Ahora.

Alma que mira sobre mi ausencia,
más allá de mi llegada al parque donde mordía el viento.

¿Donde estas?

¡Oh!

La agonía.

Manjar placebo.

Raro pensamiento que llaman amor.

Temor a que me olvides.

¿Y mi voluntad?

Ahora...

Resbalo.

Veo mi flema.




Repertorio de otoño y un cielo dibujado

Mares de perspicacia sin sal bruta
acomoda las historias que cuelgan de mi repertorio
como la carne desgarrada del poeta.

¿Donde fue el velorio de la paloma ciega?

Pregunto porque desde ayer piso el patio de los arrepentidos y ya me siento como uno de vuestra familia.

Fúnebre tarde si en aquella distancia de mis dedos
cuando dibujaba la cabeza de mi amor
fijo labio enredado
con mis versos de crujiente cadáver.

¿Oh mi cielo que tanto te peinas en el espejo roto con la puerta abierta?

¿Un: vida y muerte?

No respondas a mi genio,
estoy aquí porque desde hace tiempo estuve por estos lares penando.

Existiendo.





Campo de Marte

No fue la primera vez que derrame mi sangre en los mares negros.

He caído y no estuve parafraseando con
Sodoma y Gomorra.

Los licántropos me ofrecieron la luna, selenita de Elíseos.

El pacto de los dragones en el campo de marte                                                                 donde se dividían las tierras por alevosía, furor y rencor.

Yo era el alquimista, el mago, el poeta                                                             lamentable hecho que inspiraron duendes a vivir del paraíso,
mis figuras desnudas, saboreaban frutas que mi espíritu ofrecía,
ensuciado escribía el poema que danzarían las hadas sin alas.

Arrancaba con la furia la palabra exacta para el hechizo perfecto
por un momento el profeta decidió ser chamán
aun así no dejo de ser profeta
por un momento la tripulación de aquel barco
subió a la torre de cristal donde el mar no alcanza asomar su garra
ni por el oeste de los encadenados
ni por el este de las sirenas
que tejen la canción de Ulises,
por un momento se bailó fantasía
sin tocar el violín del demonio
por un momento...
todo estaba hallándose y perdiéndose.

¡Pero el pero!

siempre acata y rescata,
Diana del diente de león.

Arrastre hasta aquí mis propias plegarias
para que alguien las siguiera
y pueda verme al menos la joroba.

Ven... yo no te soltare ¡arrástrate!
sin miedo a morir porque ya hemos superamos a la muerte.

Idris


Derrama lánguido ruin sobre soporte de mi inmensa lámina,
caballeros metropolitanos abyectos de infame sauna
nebulosos saltos de guillotinas tímidas vocean ayuda.

Káiser de brazos blancos cartavio.

Ungidos calvos besan la sandalia de Judas
temerarios de las alcantarillas azotan la taza
febril hueso del pavimento mojado de óxido.

Káiser de brazos blancos cartavio.

Erase el sabueso de mis zapatos al ras de mis concubinas
idris picado de tal desierto de las respuestas
pronto desenvolverán la momia que disfraz atina.

Káiser de brazos blancos cartavio.

Ánimas del monte de su cristo tosiendo alergias
salta... salta viejo gnomo que dicta náutica prosa
esconde la cuchara del miedo a ciegas velas.

Gaitán sé.