De razón
ni la melancolía de los perros
ni la sonrisa de un diciembre desamarrado,
la culpa es de la corona que construimos con el sudor
mientras creemos hacer el bien...
Hay tanto por probar y ver que poco por solucionar y cerrar.
Miren las constelaciones que apedrean su ventana.
¿No es la mitad la irritación de marte
que amarillo en un verde colibrí?
¿Dios creo al hombre o el hombre creo a dios?
¿Para que aferrarse a la fe de lo inconcluso?
Semos pobres aún...
Si lo material se pierde en fiestas de plata.
Abramos el ojo derecho para que el izquierdo tome confianza.
El exceso de sentimiento conlleva a la muerte.
¡Oh, la corona que nos deja el sudor!
¡Hay tanto por probar!
