viernes, 3 de noviembre de 2017

Clemente

La rima cayendo despacio por el torso del tronco
que al engrandecerse vuelve la voz de la hoja ronco
naciendo imperfecto en la quimera de los lechos
cuales sabanas rugen insatisfechos
no han devorado el calor últimamente
y lloran despavoridos diariamente.

El abrigo que embriaga la piel con abrazos ultravioletas
es el sufrimiento de un sol femenino en piernas quietas
los pasos de un carnívoro en escala violácea a hervir
la ecuación benigna de la musicalidad a morir
la métrica coqueta en plenilunio lánguido
en el Ávalon donde descansa el sueño placido.

Que cae de la cantimplora de un dulce poeta
la esperanza amarga del planeta
que beben los clementes y los bárbaros
la sangre meada a cántaros.

Pequeños cosas que decir
como bendecir
al que lea esto
y maldecir
al resto.