Fui criado con los gallinazos
entre el hambre del asfalto.
En la esquina reconocí
el olfato del acero y la sangre.
Los perros saben de mi,
de mi humor.
La miseria rascaba mis pies
que se tejían con las plantas.
El cuchillo de mi fruta
guardaba en el zapato.
(El mar y la noche,
los amantes.)
Las balas y el fuego
abrazados.
Los anillos que cayeron
aún aman.
La mala hierba que muere
y se lleva flores a su tumba.