Guantes taciturnos en la frente de la piedad
sonando vulgares en tres lindos toques,
reprimidos en lejanas llanuras donde se ve todo,
el panorama, frente metálica visible a lo visible
sudorípara como el sudor bárbaro de la guerra,
se cuenta que la mariposa es la desgracia del viento,
emperatrices de los paisajes en esencia del morado.
El sonar de los codos a un futuro ciego,
y los amores de romería de las blancanieves
acompañan los colores en su ágape tornado
con delicadeza al sentar los muslos
brillando la piel opacando la experiencia en ella
desvisten a las palabras y entienden rudy.
La miel es rigurosa junto con el aro medieval
que se lleva en los dedos que reglas son aparte
cuando sobornan a España con banderas blancas
en tonos desprotegidos, lejos del europeísmo
acostumbrados al rezó de los esclavos
que hoy por hoy son parte de la historia clave,
acaso ni cuenta del arte que embellece la existencia
aparentado la versión distinta y draconiana
del orígen a las hachas de oro que en el sol vuelan,
palomas de otras tierras que cantan cesa sin,
entonces sabiendo que las cartas de sangre
no son comestibles a la estrategia
como podemos jurarnos armar castillos
si tenemos que empezar juntando los dados
y toda clase de prenda que nuestra mente pueda lucir.
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El cañon mejora su léxico al saber quien maneja su cadera
y las llamas de avenas derriten su clitoris en brazos desdibujados
frente a un batallón de soldados que resbalan de la lengua surreal
el desperdicio de la armadura en cánticos afónicos a sus tribunas,
claro de luna que desea acabar con el germen jupiterino veinte
entonces el tiempo invierte su tiempo en orgías mentales
después de abrir la compuerta de su vagina en dos otoños
cuando se destinaba a descifrar el proverbio enjaulado en la uña.
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Sé meditaba en rascacielos.
En cuando vino en ayer sin embargo,
hoy jamás será impertinente decir gracias.
