miércoles, 2 de mayo de 2018

Neceso


Y al ver que el cristianismo brindó los aros de acero al pueblo
ni un soldado embriagó su corazón ni su anular con el gatillo,
la religión asfixió el pensamiento libre del hombre
y su libertad se convirtió en el mayor pecado.

La idolatría, el símbolo de debilidad e ignorancia,
la materia que se pudre en la madera de los milagros
donde rebotan las plegarias de una sociedad coja
donde la comprensión es el último recurso escaso
puesto que los gobernantes han de aferrarse a ello
a la misma causa que descifra el nivel de una nación.

Bendito el rey que olvidó la corona por su sangre
y tomo del pueblo a Sofía para luego sacarle filo.