domingo, 8 de julio de 2018

Cancionero de dragones


Ayer por la noche mientras se preparaba el color rojo
los números juzgaron al viento que entorpeciendo los cuellos
lloraba este del surrealismo que se pronunciaba en el vals,
la música de fondo que fue interpretada por las ninfas,
los gloriosos besos que se repartían como el como metafórico
fue tanta la sublime estancia de los venerables compositores con sueño
que el paraíso se dio por conocer crudo y sin pirañas en el río.

¡Oh, canción para dragones!

El semen de las abuelas que roncan en sus migrañas
dejan convertida en piedra el entendimiento ajeno de las niñas,
el palacio ingobernable donde el espectro pasea la danza macabra.

No es la risa del demonio que cansa el hombro del escritor añejo
ni la maldición del poeta que lo hace especial en la tierra de vacas ciegas
es tal vez y no muy lejos del triste pensar... la fortuna del artista.

No es el amor de los campesinos cultivar el sudor en los huertos de opio
ni el calor del sol lo que irrita la piel en los veranos de yugos pésames
es tal vez y no muy lejos del triste pensar... el fuego que nos queda.

¡Ay mi hijo dirá el dios sin nombre al que no conocemos por ser un dios!

Tan terrenal en la tierra santa se divierten las ovejas con los lobos
el oro brilla aúnque lo confundan con la falsa moneda
no se puede ocultar el relámpago en un cielo gris
la risa del silencio en un estado de toque puro,
ha de ser jibaro para apuntar con el dedo cortado.

¡Las frutas de la canasta están tristes! ¡Mi yo también!

La gracia que me fue brindada,
el tesoro de los reinos que todo rey desea despilfarrar en su poder,
la abundancia de los deseos y los dones peligrosos al cual a los eligidos se los brindaron
porque nacieron para llevar a cabo el gran labor de la luz y la oscuridad en una ola.

No me oren amistades, ustedes no nacieron para esto
el vórtice oculta huellas de hombres pie grande
y los dedos tapan el sol con un dedo cuando es más largo el trazo.

Salud con todos los presentes que acudieron a la reunión de los muertos,
no hay forma de utilizar la espada cuando la palabra con el sentimiento es más desgarrador.

Ahora, nos bañaremos de sangre cuando se acabe el idilio.