lunes, 9 de abril de 2018

Yodo


En el equilibrio de la vida cabecea mi tronco ecuestre
cemento de lomo expone mi sucio tribal
lejano dejavu desagua metal del yugo,
dejé apariencia imbecil en el candado
tomo de hierro sigiloso en piedras
cuando las rocas hablan por si solas,
pudre imán tosco hombros débiles
en aire rudo circunstancial de abanico
al seco de restas y vírgenes mudas.

Corazón agitado de alas izquierdas
al momento de las juergas de mis ojos marchitos,
nemo desclavado del trilce solitario
vigoroso burdo alias de la cobardía
común ganzo disimulada manopla
duda recta de pico rosa negra yodada
que va pintoresca en quejas de algas,
cenicienta que yuxtapone regia
la culpa miseria de mi tumba
en bucles dorados de la infancia mia.



Adagio


Impecable ser divino de celeste menhir lampo
elfo nefelibata del céfiro glorioso empíreo aural
aspecto seráfico de luz, cielo y la tormenta
arrojas el giste del azul en campos de cristal.

Superfluos de olas de viento encañonan perennes
tu visión prodigiosa de rama celestial y monda.

La anatomía del pan la llevas en tu interior
y emanas sanación en cantimploras de hielo
cuando a confianzas tus alas despejan su legado
en los aires de mi mundo y no tu mundo.

La nieve tiene los sentimientos de un arcángel,
la sabiduría, la mayor patriarca, te tiene a ti
o tu a ella en tus arbustos de paraísos astrales,
donde acrecenta el silencio zodiacal, secreto de amoníaco.

El riesgo del paralelismo duerme en tu siesta,
vive en ti como todo lo demás que se crea.

Ah, ser sabio de palabras que no conoceré jamás.

Ah, ser sabio inmutable de la infinidad existencial.

Gracia seductora de encantos santos en las alturas.

Gracia portadora del puñal índigo.

Fuente eterna de cultivo y magia blanca,
efímero aniquilador de potros de luzbel,
iluminador de ancianos que buscan la verdad en la mentira,
el amor en el corazón, la sangre.

Eres el conocimiento y espiritualidad pura
que emerge del color de alla arriba.

Te mantienes como un feto incontemplable
a llanuras del pecado razo que tira la mortandad
del barco espectral sobre las alfombras celestiales
que conservan los pasos inefables de una raza.

Eres mitad azulejo y violeta en tu exterior
logro sentirlo cuando te invoco en mis pensamientos
con la vitalidad de una marea fulgurante 
que regenera la tranquilidad de mi timo.

Danzas en el frio desbordante de las auras
y congelas la furia efervesciente del aire.

Esencia del diamante
que late sobre el nucleo de tu pecho
pareces soñar despierto en el orion
pero laceras el agua del manantial natural.

Dañas la gema de la esperanza de la humanidad
porque sabes que nada podra cambiarnos
ni incluso tu que te cambiaste a ti mismo,
llevate las almas de tus hijos terrenales.

Sugiere al pegaso
encomendarme mis botas aladas.