jueves, 14 de septiembre de 2017

Dolce far niente

Me encuentro brusco en tu pronunciación
cuando a ciegas vago en tus recuerdos,
ha tardado mucho en caer el obelisco
sobre tu espalda de avenida.

¿Recuerdas cuando andábamos por Buenos Aires?

He llegado a galope hasta tu vientre y
me encuentro brusco en tu pronunciación,
en el amague neutro de tu acento
en tus ojos de balcones
donde se suicidan las palabras que salen del alma.

Tomare tu mano y la pondré sobre mi consentimiento.

Atraparemos la conjetura de la zeta
cuando huya herido de tu vocablo,
nos será más fácil que hacer poesía
con los cuerpos.

En el apice ahumado del orgullo
los amores se retuercen harapientos,
tu estas ahí con la manía hebrea
de entrelazar los proverbios con tu lázaro,
con la ceja sin forma como una ceja...

No haces nada por la mueca,
te encuentro ahí, fumando del tiempo
de los pájaros que cargan los relojes.

Te has dejado morder por el invierno.

Te has besado con la fernet.

Y me encuentro brusco en tu pronunciación
Y me encuentro brusco en tu pronunciación...


La vía láctea

Te amo
pero no estoy enamorado de ti.

Eres un dálmata que olfatea
el aliento de mis placeres
cuando se hecha a descansar.

Me pregunto por que no te conocí antes...

Mala idea hubiera sido nadar juntos
en el mar envenenado de los párrafos del sexo.

Sabes...
que soy esa flor que crece en tu pecho
cuando monto sobre ti.

El placer que se impregna en mis pies cuando los besas
hacen que las mariposas salgan por mi boca.

Muero lentamente...

Y de espalda viéndote a los ojos
sonrío porque nunca pensé tenerlo todo tan cerca.

Devora mis labios una ves mas antes del crepúsculo.

Riega tu fósforo sobre mi pétalo.

Yo beberé la resaca de tus testículos lunares.

Muero lentamente...

Y revives mi sed eyaculando la vía láctea.

Ustedes que me oyen

¡Hombres, que venid en pie de barro,
en son de una paz calurosa
que no abraza mas que un ermitaño,
un israelí, un cobarde como yo
que dice amar sin ser amado,
que busca y no encuentra,
este
este es el sentido de la vida, hombres!

Venus

Encontré la belleza del diablo en el cuerpo de una mujer
y su calor quemaba como un sol propio a mi ser
como el ardor en mi pene por la infección de una ramera
culpable de mi orine roja como su cabellera.

Su mirada angelical mostraba en ella gran venustez
entonces no dudaría en destrozar su desnudes,
esta hija del mal mordería mi vida
de tal forma que en mi ultimo día seguiría la herida.

Pero no importaba nada, la deseaba encima mío,
el veneno entre sus piernas alimentaba el trío
con la poesía que tenía en algún lugar de su cuerpo
que termine encontrando picoteando como un cuervo.

La cama sangraba, la luna se ocultaba
supe que no contemplaría mas su rostro,
las escamas empezaron a eructar por mi espalda
pase de ser humano a un monstruo.

Su cuerpo raspaba y con el mío se unía,
su cola puntiaguda a un lado se movía,
sus garras, sus cuernos, su aliento a fuego,
no tuve que ir muy lejos para gozar el infierno.

El Espinazo

La mujer fue bendecida por el demonio
al igual que el gato
ambos poseen una caja de pandora
superior al macho alfa.

La gata menea su cola como una puta,
la puta menea su culo como una gata.

Quisiera ser una mujer en mi reencarnación
o un gato negro para no verme en la oscuridad
o una gata para matar al gato
cuando me penetre con su pene mangual.

Ah, la mujer y la gata hembra
sin duda pues
son el alma suprema
más divina que el macho.