domingo, 12 de agosto de 2018

Esposas


Hija de Eva, la circuncisión de esos labios
aparenta el ópalo de tus bonanzas,
me duermes en las rodillas tuyas
convirtiéndome en una sinfonía.

La tradición de tus dedos
escolta mi cabello rizo de acuario
y el bello requiebro de dos cuerpos
almuerza la edad de este instante.

El azucarado aliento que emanas
endulza mi silencio amargo
que encemento cuando sellas
la corriente que debo seguir.

Te vas sin saber volver
acude al pasado si deseas verme.

Por última vez deseo sentir
a mis costillas juntas.

Porfirio

Llovía más que cualquier otro día,
la mañana estocada del invierno
juzgo nuestras sombras
que mantenían el equilibrio
en la pensión de la vereda.

Llovía más que antes
poco más que ayer
poco más que lágrimas,
embelesados los días
ardientes de hielo.

Llovía más que nunca
la ballesta que salseaba
la cinta de una pulgada
en depresión a las barras
mojadas como...

¿Dejará de llover?

¿Saldrá nuevamente la sombra importuna?

Agujas simples aplican el batacazo
en la apertura de la primavera,
muestra los brazos largos y curvados
del naranja atómico
que se somete en el atajo de los ficus
estirando incauto la juventud del almanaque.

Llovía...

Oh, Llovía interesante e intensamente.

Nadie se ah preguntado por qué.

-¿Y por qué?-.