martes, 10 de abril de 2018

En la cuerda del delantero


Tropecé con la misma careta de los abuelos arrepentidos
que se arrugan con los karmas de sus pieles primitivas
pero a pesar de mi tropiezo no pude percatarme del árbol poemario
que cultivaba además abominables fornicaciones de niños verdes
que conocí cuando fui mujer antes de nacer.

Cante la pinta del verso ese
que armaba cuando apuraba mi charol
ya no me quedan hijos que ofrecer al vientre
tantas veces coroné el clímax junto con mi risa de espanto,
ahora sentado en la cuerda del delantero que goza mi sufrimiento
he propuesto el crepúsculo con mis náuseas
el sol con mi aroma
las anomalías de las arañas en los pies de almendras.

Uh, si alguien mas ha visto retroceder las cometas invisibles,
que desconfíe de si mismo por si se tenía fe...

Hoy por hoy las enseñanzas de la naturaleza sodomiza al ser humano
tal vez con tanta belleza en la fealdad
tal vez con tanta fealdad en la belleza
la trampa de las azucenas que por dentro rompen en llanto su hemorragia púrpura.

Expuse la jirafa al borde del calor y una mosca solo hubo...
mirando la madera que se componía a quejas.

¿Porque insultar a la ave que agoniza en la palma del mar?

Tropecé con la misma careta de los abuelos arrepentidos y no me arrepiento.



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