lunes, 11 de septiembre de 2017

El niño y la abuela

Solo quedaba engreírse
bajo el brazo de luna
de la abuela.


El niño fumaba frente al padre
arrojando el humo a su cara
como la malcriadez más grande.


Siete mujeres viéndolo
sentadas comiéndose
los mocos.


(YO NUNCA QUISE SER EL INTENTO DE UN POETA) repliqué...


Mi silbido de Etiopía
me dice que no podemos ver
dos cosas con el mismo ojo.


La hazaña del pato
que deseaba ser gallo
está cumpliéndose.


Un te amo en minúscula.


Beber del vaso roto
y rajarse el hocico
como otro.


Después de nadar
entre las piedras
encontré la mar.


                                                                        ll


Tu espalda de caramelo
es la flama rosa
te dije, tiritando.


Vieja de dientes de leche
tu rostro no es la de un lobo
ni la de una caperuza.


La cremosa del hueso
es mantequilla
para el pan, dijiste.


La fanta es palabra nuestra.


Tus andares
me hacen lloran
junto con tus pestañas.


No me saques
la lengua como una niña
te dije, tiritando.


Hay tentáculos
como tu falda morada
de color azul y rojo.


La escuela
me sabe a moretones
y labios pintados.


                                                                             lll



Tú me sabes
a tu abuelo
dijiste.


Solo sabes dormir
como la plancha
sobre tela cuadrada.


Dos perros nos mean
y cuatro vientos
nos secan.


El cucharon de madera
babea alfalfa
junto con la infancia.


Otra vez has vuelto
con la bolsa de arañas
te pregunte, tiritando.


Hijito vamos a comer
la sopa de letras
respondiste, tiritando.



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