martes, 20 de febrero de 2018

Nirvana

Blanda y ciega fruta que se devoro el tiempo en nuestras manos de arena,
la verdad de las cosas es que no se complementan con lo cuestionado
la certeza no fue culpable de la existencia de las dudas comprometedoras
tenemos que tener en cuenta la flexibilidad de la mística de nuestra naturaleza
no solo importa empaparnos sin conocer el cloro con el que se baña en el manantial
hay que conocernos sin categoría y sin medir consecuencias algunas 
el amor equivale primero a un ser humano antes que cualquier talento o defecto,
     miren los perros ladrar la presencia con el espíritu que se logra sentir en el viento
     miren que bella la flora que envejece junto a nosotros que cada hora nacemos nuevamente 
nos reproducimos sin levantar la mano para el permiso correspondiente al altar
porque no existe tal permiso ni advertencia prolongada de ciertos ventarrones
solo la triste propuesta de la vida y la muerte que nos observan junto al buda 
en almohadones sobando sus panzas y porque no... burlándose de los pitecantropus,
menos mal que hemos aprendido a diferenciar los caminos que construimos 
en ciertos momentos cuando los rayos impactaban su rabia sobre la vil tierra.

!Dinosaurio! te ves consumido por los colores que llueven del cielo.

Te hecho de menos.

¡Oh, siglos que me pertenecieron!

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