Yo todo lo observo desde el campo...
Las urracas me llaman y yo tras ellas
y detrás de mi el pasado también llamándome
pero yo no corro de espaldas
aprendí a no voltear jamás
así reviva la margarita que sembré.
Tengo al otro lado a alguien esperándome y ese soy yo.
¿Acaso estoy dándole vuelta a la vida y no respeto a la muerte?
Déjame vivir dos veces por que cien años no basta
para saltar sobre los sentimientos hechos cadáveres,
sobre los corazones rotos y las puertas abiertas.
Tengo los candados en mi bolsillo que recogí más tarde.
No pido vida eterna porque vivir no tendría sentido
y el morir es un propósito y el único sentido de vivir.
Déjame vivir dos veces por que cien años no basta
para una calurosa despedida,
porque aún no he hecho nada y ya estoy cansado
porque aún no es tarde para fortalecerme
para convertir mi rostro en un desierto.
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